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Me voy de ruta a Serra do Courel

Como podéis apreciar por el título, la semana pasada fuimos a hacer una ruta un grupo de amigos y yo. Antes de nada, si os alguien que me esté leyendo se plantea hacer la ruta, solo diré una cosa: no vayas en vaqueros. ¡Y lleva un palo!

La Serra do Courel es una cadena montañosa situada al sur de la provincia de Lugo.

Es una ruta muuuuy bonita. No la recomiendo para principiantes, o personas que no están acostumbradas a hacer senderismo. Es de dificultad moderada.

La primera foto que ves es una foto tomada de cerca a un hormiguero de unos 50 cm de alto. ¡Las hormigas eran bastante grandes también!

Como iba diciendo antes, unos vaqueros pueden ser una buena elección para una ruta con poca pendiente, fácil y con silvas. En los chándal y leggins las silvas se te clavan con facilidad.

Pero para esta no lo es. Tiene puntos de bastante pendiente, muy empinados, bastantes árboles caídos y necesitas movilidad. Casi no hay tramos con silvas, por lo que con un chándal normal es plausible hacer la ruta cómodamente. Aunque si tienes unos pantalones de trekking, mejor.

La gran diversidad de hábitats existentes en la sierra la convierten en un enclave natural con lugares de importante interés biológico, con un censo de vertebrados de los mas ricos del noroeste de la Península Ibérica.

Serradocourel.es

La ruta que escogimos nosotros fue la Devesa da Rogueira. Es uno de los bosques más bonitos de Galicia. Tiene una gran biodiversidad: servales, avellanos, castiñeiras… También conviven diversas especies animales, entre ellos lobos, zorros y jabalíes.

Esta ruta tiene la particularidad de poder empezarse desde dos puntos: Alto do Couto y Moreda. Nosotros empezamos desde Moreda.

Vayáis por donde vayáis os vais a encontrar molinos y edificaciones en desuso. Aquí dejo fotos de los que vimos tanto en la subida como en la bajada.

La ruta que dura unos 9-10 km ida y vuelta. Lo normal es que un tramo tan corto no te lleve más de 3 horas, y a pesar de eso, a esta ruta se le calcula una duración de 5 a 7 horas.

Esto se debe a que de esos 9 km, 5 son subidas muy duras y empinadas. A partir del primer km no vas a hacer nada más que subir por un sendero estrecho cuestas interminables.

Bueno, pues si la ruta en sí ya es dura, imagínate cómo es si te pierdes no una, no dos, sino 3 veces.

Sí, ¡nos perdimos 3 veces! En uno de los desvíos que cogimos terminamos de forma inesperada en el mirador de Pico Polín. Estas son las algunas fotos que Iván sacó desde allí.

Nos quedamos sin agua, tuvimos que rellenar cantimploras en la Fonte do Cervo. De la roca manan dos chorros uno incoloro de aguas calcáreas y otro rojizo de aguas ferruginosas, por eso la piedra se ve tan rojiza.

¡No hagáis esto! Evita siempre que puedas beber agua que no hayas traído de casa. Nosotros nos vimos obligados a tomar ese riesgo para evitar la deshidratación y en cantidades muy pequeñas. Pero no es lo recomendable, es mejor que lleves agua de más por si te pierdes. 3. Veces.

No pasó nada grave, pero desde luego es para reflexionar lo importante que es ir mejor preparada a una ruta por los imprevistos o errores que pudieran pasar.

Porque vamos, cuando estás allí, mirando fíjamente una piqueta sopesando la posibilidad de beber E. Coli y dormir en un monte lleno de jabalíes siempre te acabas maldiciendo por no haber traído más empanada.

Así pues, una ruta que ya iban a ser unos 10 kilómetros se convirtió en una de 20.

Yo ya ni sé cuántas horas estuvimos allí ni nada. De hecho ya llegó un punto que me dio igual. Cuando llegábamos a un punto que tuviese una zona así un poco ancha yo ya me sentaba al lado de una caca de vaca y me daba lo mismo.

Horas más tarde, y ya recuperado el sendero por el que teníamos que ir ¡vimos unas cajitas con panales dentro! Colmenas artificiales.

Quitando lo de perderse y eso la ruta no tuvo mayor complicación.

Bueno, un amigo nuestro estaba descompuesto (no por el agua, ya vino así de casa), así que el final de esta historia ya los lo imagináis, e Iván tropezó con uno de los 500 árboles caídos de la sierra y se cayó contra una valla electrificada.

Pero tuvimos suerte, no estaba activada. Y poco después llegamos al principio del final del trayecto.

Esta es la foto de una casita que encontramos al final de la ruta, en un pequeñísimo pueblecito en el que Iván se sentó, evitando los bancos, encima de unas ortigas.

Todas las fotos las hizo él. Si quieres ver alguna más te dejo su Instagram.

Si te ha gustado este post no te pierdas el último. ¡Hablo de sueños lúcidos!

No sé andar en bici, y cuando era pequeña me gustaba lamer limones, aunque ya lo he dejado. Soy oficialmente adicta a las pipas con sal, y al chocolate negro y con leche. (Pero detesto el chocolate blanco. Me da arcadas).

3 Comentarios

Muy triste por mi parte venir por estos lares debido al aburrimiento coronaviralesco. Espero haberte sacado una sonrisa con la notificación, al menos.
¿Sabes? Igual no era mal plan apuntar una ruta de éstas para hacer en verano, si los astros se alinean y podemos juntarnos (y si se levanta el aislamiento).

Un besazo Nere, aquí pah tóh ❤️

Que lugar tan encantador, la verdad es que no he hecho nada parecido al senderismo. Me gusta caminar distancias largas a buen paso pero hasta ahí. Los sitios empinados no se me dan para nada xD

¡Hola!

Ya, es que no es senderismo de paseillo. Tampoco es como ir de escalada, ni mucho menos. Pero bueno, no me parece una ruta para alguien nuevo probando el trekking, jaja.

¡Un beso!

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