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Lo más complicado de ser emprendedora

Lo más complicado de ser emprendedora

Aquí cualquiera diría que lo peor de ser emprendedora es pagar la cuota de autónomos. Y no le faltaría razón.

Pero quitando el tema financiero a parte vamos a centrarnos en la parte mental.

Vamos a tener en cuenta que cuando empiezas a ser emprendedora antes eras otra cosa. Generalmente trabajadora por cuenta ajena y, en mi experiencia, eso deja manías

No me mola generalizar, pero si me pongo a hablar de ”esta empresa sí, esta empresa no” se nos va a hacer esto eterno. Las empresas que no sean así que no se den por aludidas.

Proactividad en el emprendimiento vs en las empresas

Sí, ya sé que es un requisito indispensable en la app de Infojobs aquí en nuestro país, pero suele ser una mentira catatrófica.

No quieren que seas proactiva, quieren que te tomes con humor el mangoneo. Esto es así en muchos casos.

¿Y por qué digo esto? Porque las broncas cuando algo no sale bien por tomar una decisión ”proactiva” son monumentales.

Para hablar de esto me baso en algunas experiencias mías y de mi entorno, que, como ya sabes, no me gusta quedarme únicamente con mi impresión.

En casi todas las tiendas una trabajadora debe pedir la supervisión de la encargada para devolver un artículo o mover la caja de grapadoras.

No puedes usar tu criterio (conociendo la política de devoluciones de tu empresa, obviamente) y pedirle a tu compañera en caja que te firme la devolución que estás haciendo delante de ella.

Tienes que paralizar la caja, llamar por pinganillo a tu encargada y poner la mejor cara que puedas mientras paralizas la cola.

¿Para hacer una tarjeta regalo? Pinganillo.

¿Cambiar una talla? Pinganillo.

Yo entiendo que la gente nueva no está pa’ tomar decisiones… Pero digo yo que después de cinco años en la tienda de ropa sabrás qué criterio seguir para devolverlas, ¿no?

El resultado de este tipo de conductas hacen que estás acostumbrada a tener a alguien pendiente de ti.

Cuando no sabes qué hacer, preguntas. Aunque sean cosas obvias y mecánicas.

Conozco casos de preguntar hasta cuándo sacar el cubo de la fregona.

Al final no tomas acción nunca y, por ende, ni te equivocas, porque estás constantemente vigilada al dedillo. Y como te equivoques (que ya tuviste que buscar tú la oportunidad) la bronca puede ser épica. Y es así por un motivo: para prevenirte de que lo que sea que hayas hecho no vuelva a ocurrir.

Sales de un entorno así y te pones a emprender

Saliendo de un entorno que castiga con bastante dureza salirte del tiesto lo más normal es que hayas acabado con la proactividad intrínseca que tenías. Ya no te arriesgas a hacer algo nuevo por si fallas.

No tienes a nadie para echarte la bronca pero… El miedo al error puede paralizar igualmente.

Y como el camino del emprendimiento suele ser solitario, si no haces tú las cosas, no testeas, no metes la pata… No ocurre nada, porque no estás haciendo nada.

Hasta echas en falta ese soplo en la nuca y esa vigilancia. Al principio te sientes perdida y es muy silencioso.

No hay un reglamento ni un proceso a seguir, tienes que crearlo tú.

Una cosa que pueden ayudar son los grupitos reducidos de mastermind, mentorías, etc… Pero al final como te acostumbras a hacer algo es enfrentándote a esa parálisis, al menos en mi caso.

Haces lo que sepas y si la lías pues aprendes, y punto.

Pero reconozco que es un reto cuando te enfrentas de verdad a lo que es la proactividad.

¿Dónde meto las horas, que no me llegan?

El tema de la gestión del tiempo es otro melón a abrir cuando eres emprendedora.

Cuando trabajas en una empresa es sencillo. Entras a una hora, sales a otra y esa jornada de trabajo ha terminado.

Pero cuando trabajas por tu cuenta, y más si es desde casa… No sabes qué has hecho hoy, dónde se te ha ido el día.

Pero si eran las 7 cuando me levanté, ¡y no he hecho nada!

Bueno, te tranquilizo diciéndote que esto generalmente suele ser mentira. Estamos haciendo cosas todo el rato. Pero si no las apuntamos en una agenda o en algún sitio no recordamos qué hemos hecho.

Esto puede desalentarnos muchísimo, sentir que hemos desaprovechado el día, que no hemos avanzado en nada.

Por eso apúntalo siempre. Y te recomiendo apuntar también el tiempo que le dedicas a cada tarea.

Este control sirve para saber cuánto te lleva cada cosa, dónde se te va el tiempo, cuántas horas has hecho…

Te sientes muchísimo más productiva al final del día.

Para hacerlo tienes la agenda de toda la vida, pero cada vez salen más aplicaciones que ayudan mogollón, sobretodo si trabajas en equipo.

Dos ejemplos son Asana y Notion.

Y también existen herramientas con las que contar las horas que le dedicas a cada tarea que, si eres como yo, te ayudan a focalizar esa mente inquieta que está continuamente saltando de una cosa a otra.

La automotivación de una emprendedora

La automotivación es algo que se debe cultivar trabajes donde trabajes: por cuenta propia o por cuenta ajena. Te ahorras depender de terceros.

Pero sí que es cierto que cuando trabajas para una empresa empiezas a ver ”resultados” rápido. A final de mes, concretamente.

Como ya sabemos, cuando emprendes no siempre es tan bonito y tan estable, y tienes que lidiar con eso.

Por eso nunca recomiendo emprender con necesidades económicas (a ser posible), para poder cambiar tu estilo de vida de acuerdo a tus valores.

Gestión del tiempo y desconexión cuando eres emprendedora

Puntazos a tratar tanto si trabajas desde casa o desde la oficina.

Te pasas el día pensando en ideas, procesos, clientes, facturas, declaraciones… Stooooop it!

Si trabajas desde casa lo primero es delimitar la zona de trabajo y la zona de ocio. De esta forma no da tanto la impresión de que vives en una nave industrial.

Después tener claro que para producir necesitas desconectar. No puedes estar disponible 24/7 para nadie. También tienes derecho a tener tiempo libre.

Un poco en mi línea de lo que hablaba en Linkedin el otro día: descansar no es perder el tiempo, es una inversión de tiempo.

¿Pero dónde está la parte buena de emprender?

Spoiler: en la cuota de autónomos, no.

Bueno, todo esto realmente son cosas nuevas. Que sean retos o circunstancias a superar no quiere decir que no sea bueno enfrentarte a ellas y desarrollar nuevas habilidades.

¿Que quién nos las diera antes? Bueno, sí. Pero si no las teníamos las necesitamos ahora.

Tampoco voy a decir que sea algo para todo el mundo, puesto que muchas personas son felices trabajando por cuenta ajena: es algo muy personal con sus propios retos.

Podría escribir sobre los retos a los que te enfrentas cuando empiezas en una empresa, que también tiene los suyos.

No sé andar en bici, y cuando era pequeña me gustaba lamer limones, aunque ya lo he dejado. Soy oficialmente adicta a las pipas con sal, y al chocolate negro y con leche. (Pero detesto el chocolate blanco. Me da arcadas).

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